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Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe reduce en 16 millones el número de hambrientos en los últimos 20 años

Informe hace una radiografía de la seguridad alimentaria, la obesidad y los avances en la lucha contra el hambre en la región.

América Latina y el Caribe reduce en 16 millones el número de hambrientos en los últimos 20 años

Informe hace una radiografía de la seguridad alimentaria, la obesidad y los avances en la lucha contra el hambre en la región.

Santiago de Chile, 22 de noviembre, 2012 - El hambre en América Latina y el Caribe afecta a 49 millones de personas, a pesar de que en los últimos veinte años 16 millones de personas dejaron esta condición, señala el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2012, la principal publicación de la Oficina Regional de la FAO.

Según el Panorama, el crecimiento que han tenido las economías de los paí­ses no se ha traducido en una disminución correspondiente de la vulnerabilidad a la que está expuesta una parte importante de la población de la región.

"Si bien ALC es la región que más ha avanzado en reducir el hambre a nivel mundial, en los últimos años la tendencia en la reducción se desaceleró producto del impacto de las crisis económicas", señaló el Oficial de Políticas de la FAO, Adoniram Sanches.

Según el Panorama, los avances en la producción y la producti­vidad, así como en el desarrollo comercial de la región y las medidas de protección social, muestran que con políticas adecuadas es posible alcanzar las metas de disminución del hambre. "La erradicación del hambre debe ser la principal prioridad regional, ya que es una precondición absoluta para el desarrollo y el bienestar de los pueblos", señaló Sanches.

Hambre y subnutrición en América Latina y el Caribe

Según el Panorama, un 8,3 % de la población de la región no ingiere las calorías diarias necesarias para llevar una vida sana. El hambre a nivel regional ha caído continuamente, pero entre 2007-09 y 2010-2012, solo un millón de personas dejaron de sufrir hambre.

Nueve de los 33 países de la región cuentan con una tasa de prevalencia de hambre inferior al 5% , mientras que en 16 la tasa es superior al 10%.

Los países más afectados por al hambre en la región son Haití (con prevalencia de 44,5 %), Guatema­la (30,4 %), Paraguay (25,5 %) Bolivia (24,1 %), y Nicaragua (20,1 %).

"Esto no se explica por una insuficiente producción o por falta de abas­tecimiento alimentario, sino que se debe fundamentalmente a la falta de acceso a los alimentos por parte de un sector importante de la población que no cuen­ta con ingresos suficientes para adquirirlos", explicó Sanches.

El sobrepeso es otra dimensión preocupante de la seguridad alimentaria regional

El sobrepeso y la obesidad constituyen problemas generalizados en la región: en la mayor parte de los países la obesidad en adultos es superior al 20 %, es decir que una de cada cinco personas adultas es obesa.

En 2010, el sobrepeso y la obesidad en menores de 5 años afectaba a más de 2 millones de niños en Sudamérica, a más de 1 millón en Centroamérica y a cerca de 300 000 en el Caribe. El país con mayores niveles de obesidad es San Cris­tóbal y Nieves con 40,9 %, en tanto México, Venezuela, Argentina y Chile -si bien tienen buenos indicadores en desnutrición- enfrentan tasas de 33 %, 31 %, 29 % y 29 % de obesidad adulta, respectivamente.

Crecimiento económico y reducción de la pobreza

Según el Panorama, durante la última década la región vivió un perío­do dinámico de crecimiento económico y disminu­ción de la pobreza. Esta reducción se debe a una combinación de aumento de los ingresos labora­les y a la ampliación de las transferencias públicas. No obstante, América Latina y el Caribe aún muestra niveles de desigualdad muy altos en relación con otras regiones del mundo.

En el pasado reciente los gobiernos han ejecutado un mayor gasto público, con un alto componente so­cial; han impulsado inversiones en infraestructura e incluso han incrementado las transferencias de ingresos, que han servido como factor contra-cíclico cuando la demanda interna se ha visto deprimida, ya sea por menor actividad económica o por mayo­res precios.

"Cuando estas políticas se han puesto en práctica con visión estratégica han conseguido efectos estructurales, y han operado como factores de redistribución de los ingresos en sociedades caracterizadas por la desigualdad," explicó Benítez.

Aunque el futuro inmediato sigue marcado por la incertidumbre, hasta el momento la inserción de las economías y de las agriculturas regionales en el mundo ha dado como resultado un crecimiento con saldos comerciales agroalimentarios positivos, y un mayor peso y preponderancia del sector agrícola y sus encadenamientos productivos dentro de los propios países.

Comercio agroalimentario de la región

La posición de América Latina y el Caribe en el co­mercio agroalimentario internacional ha mejorado durante los últimos años, dados los altos precios internacionales de sus productos exportables, que han estimulado la inversión y el creci­miento.

Un punto destacable para la seguridad alimentaria regional es que durante la última década ha crecido siste­máticamente el intercambio comercial intrarregional, al punto de que durante 2011 su peso superó levemente al del comercio con Estados Unidos.

"Esto demuestra que la región puede ser su mejor aliada en términos de seguridad alimentaria, no sólo en términos comerciales, sino en políticas y experiencias de lucha contra el hambre que han tenido gran éxito y se han vuelto ejemplos para el resto del mundo", explicó Sanches.

Al respecto, Sanches destacó la creación en África de la Iniciativa África Occidental sin Hambre, un proyecto que está inspirado en la Iniciativa América Latina y Caribe sin Hambre, el compromiso asumido por los países de esta región que busca terminar con el hambre antes del año 2025 en todos los países de la América Latina y Caribe y, específicamente, reducir la incidencia de la desnutrición crónica infantil bajo el
2,5 %.

El Panorama también postula que la región como bloque debe hacer valer su peso en la producción y el comercio mundial de alimentos, para incidir en la construcción de mecanismos de gobernanza de la seguridad ali­mentaria y nutricional a escala mundial, claves para enfrentar fenómenos como el alza de los precios y las crisis alimentarias.

Del mismo modo, es necesario reforzar el apoyo a las instancias de integración política y económica orientadas a la seguridad alimentaria en el ámbito regional.

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