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Con sollozos propios de cabaretera engañada, Toby Valderrama (Antonio Aponte) y su rebaño del Grano de Maíz se han quejado de la intolerancia del régimen a la critica y a la discusión.

Con sollozos propios de cabaretera engañada, Toby Valderrama (Antonio Aponte) y su rebaño del Grano de Maíz se han quejado de la intolerancia del régimen a la critica y a la discusión.


Estos cultores del fusilamiento moral, de la idolatría a los insultos y al desprecio están bebiendo de su propia medicina. Su cinismo no tiene paragón


José Rafael López Padrino
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Jose_Rafael_Lopez_Padrino_1Es evidente que con la muerte del tte. coronel el socialfascismo bolivariano ha perdido dinamismo y muestra evidencias de agotamiento, falta de dirección y debilidad política. Era el vocinglero de Miraflores quien nutría al proyecto con sus desvaríos, e incoherencias ideológicas -Ceresole, Marx, Jesucristo, Perón, Guevara- e imponía orden en el seno de sus huestes mediante una disciplina cuartelaria.

A pesar de que “El Comandante Eterno” pudo escoger monárquicamente a su heredero político y continuador de su proyecto facho, no pudo evitar el florecimiento de las miserias y las luchas grupales entre sus seguidores. La falta de talento, de carisma, y de liderazgo del escogido Maduro agudizó las contradicciones existentes entra las diversas tendencias que se disputan el poder en el PSUV. Confrontaciones que no son de carácter ideológico, sino por el control del poder económico y del enriquecimiento fácil en nombre del pueblo.

La ausencia física del “capataz de la comarca” ha envalentonado a algunos voceros del oficialismo -practicantes del halago incondicional- para expresar “cautelosas” críticas por haber sido censurados públicamente por el propio Maduro. Vale recordar que estas “nuevas víctimas de la intolerancia socialfascista” aplaudieron frenéticamente tales prácticas condenatorias en el pasado cuando el tte. coronel las utilizó y fueron solidarios con el silenciamiento de quienes expresaron puntos de vista distintos al libreto oficial.

Estos farsantes ideológicos defensores de la religión bolivariana y del irracionalismo mesiánico no han logrado entender aún que el mal llamado proyecto revolucionario ha sido la mayor estafa social de nuestra historia republicana. Su miopía política no les permite ver que en nombre de un socialismo de fachada se han cometido violaciones de los derechos humanos, se ha estimulado la intolerancia a la pluralidad, militarizado a la sociedad, atropellado a los trabajadores y consolidado un enfermizo culto a la personalidad.

Que el predicado humanismo de la revolución se ha traducido en el aniquilamiento de la educación superior, la cultura y la ciencia. El tan publicitado antiimperialismo no ha sido más que un elemento propagandístico coyuntural, pues se negocia farisaicamente con el Imperio la venta de más de un millón de barriles de petróleo por día. Que la tan cacareada revolución se difumina y desdibuja ante la consolidación de un capitalismo de Estado. Ello en medio de una corrupción generalizada revelada por los audios de Mario Silva y Wilmer Ruperti.

Con sollozos propios de cabaretera engañada, Toby Valderrama (Antonio Aponte) y su rebaño de Un Grano de Maíz se han quejado de la intolerancia del régimen a la critica y a la discusión. Estos cultores del fusilamiento moral, de la idolatría a los insultos y al desprecio están bebiendo de su propia medicina. Su cinismo no tiene paragón.

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